Se confirma marea roja en hábitat de vaquita marina

oborar hace nueve años, que los mamíferos marinos y las aves perdieron la vida luego de que consumieron grandes cantidades de sardina bocona, que sirvió como vector para transportar la toxina paralizante producida por la microalga.

El experto del CICESE, reconoció que hay estudios científicos que establecen que las especies marinas afectadas por saxitoxina son más susceptibles a vararse, desorientarse o caer atrapadas en las redes de pesca.

Por ello, dijo que en esta ocasión, lo más probable es que los delfines, que recalaron en la playa con marcas de redes y en algunos casos sin aleta caudal (cola), terminaron enmallados, tras resultar intoxicados por el florecimiento algal, tomando como base la evidencia de 2015.

En su momento, la organización Cetáceos, Acción y Transformación, denunció que a varios delfines que aparecieron muertos recientemente, “les cortaron la cola, lo que indica una forma brutal de desenredo”, e incluso relató cómo uno de los ejemplares cercenado por los pescadores para soltarlo de la red, salió a morir a la orilla de la costa frente a turistas.

Lo anterior demuestra que las redes de enmalle nunca se han ido del Alto Golfo de California, a pesar de la regulación del gobierno mexicano de septiembre de 2020 que prohíbe su fabricación, transportación y uso, para evitar la muerte por pesca incidental de la vaquita marina.

Peligro constante

Ernesto García Mendoza, encargado también del Laboratorio de Análisis, Monitoreo e Investigación de Ficotoxinas asociadas a Florecimientos Algales Nocivos (FICOTOX), resaltó que afortunadamente en las mareas rojas, recurrentes en el invierno en San Felipe, no se ha reportado la muerte de ejemplares de vaquita marina, cuya población es de entre 10 y 13 individuos.

Dijo que hasta ahora el mamífero marino en mayor peligro del mundo se ha salvado, a pesar de que la toxina paralizante de inicios de este año, estuvo probablemente presente en su polígono de protección y en la llamada Zona de Tolerancia Cero.

Comentó que tal vez la saxitoxina no ha alcanzado el nivel trófico de los organismos que consume la vaquita marina, que según los estudios se alimenta de calamares, cangrejos y anchoas.

“Desgraciadamente ninguna especie está exenta, porque cuando hay un florecimiento algal, la toxina se distribuye en diferentes niveles tróficos, generalmente la acumulan los peces fitoplanctófagos y planctófagos, eventualmente la saxitoxina cae al fondo, donde se alimentan los poliquetos y moluscos, entonces se va distribuyendo y eventualmente pudiera encontrarse en los organismos que consume la vaquita marina”, advirtió.

El investigador titular del Departamento de Oceanografía Biológica del CICESE, subrayó que lo único que queda es seguir trabajando en un modelo de alerta temprana y predicción, que sirva para aminorar el impacto de las mareas rojas en la salud pública y la economía costera, porque es prácticamente imposible evitar las afectaciones a la biodiversidad.

Agregó que la tarea es integrar conocimiento científico con la participación de la sociedad y productores pesqueros en la recolección de información y muestras de agua y organismos cuando aparezcan muertos en la playa.